Incertidumbre
La especie humana está acostumbrada a convivir con la incertidumbre. Durante miles de años de evolución, hemos ido comprobando que el medio físico que nos rodea puede resultar hostil en cualquier momento. Incluyendo catástrofes naturales, ataques de depredadores, accidentes de la vida diaria... En fin, que nos puede pasar cualquier cosa en cualquier momento.
Hay que sumar al medio físico el medio social, donde nos encontramos que la convivencia con nuestros semejantes no siempre resulta placentera y, en algunos casos, harto peligrosa.
Por último, creo que hay un peligro interior, muy poderoso, que a veces nos frena, nos asusta, nos susurra maldades al oído. Para este peligro hay más de mil libros de los gurús de la autoayuda y de los putos best sellers sobre adaptación al cambio, liderazgo, etc.
Deberíamos estar acostumbrados a convivir con ese pariente molesto que es la incertidumbre. Por que, por mucho que tratemos de controlar las variables de cualquier ecuación, siempre hay alguna que, de una u otra manera, puede dar al traste con cualquier planteamiento inicial.
Existen libros muy interesantes sobre teorías del caos. Al final siempre llegan a la misma conclusión: el caos o el azar no son sino desconocimiento de las leyes profundas que rigen los resultados de una acción. Es decir, que siempre hay algo que se nos escapa y que puede acabar dando por donde amargan los pepinos. Y puedo añadir una frase de un profe de la carrera "Mucho ojo con las consecuencias no previstas de los actos no previstos" (esto ya es rizar el rizo...).
¿Y este rollo para qué? Para deciros que, por mucho que estiro, me pongo calor, antiflamatorios, recibo masajes... Los dolores de espalda vienen y van cuando les da la gana. Y tengo que aprender a convivir con estas temporadas de molestias que pueden dar al traste con un objetivo deportivo. Tengo que aprender a convivir con la incertidumbre de no saber cuándo podré cumplir algunos sueños.
Sólo tengo una cosa clara: al final, los sueños se cumplen si lo deseas de verdad.
Deberíamos estar acostumbrados a convivir con ese pariente molesto que es la incertidumbre. Por que, por mucho que tratemos de controlar las variables de cualquier ecuación, siempre hay alguna que, de una u otra manera, puede dar al traste con cualquier planteamiento inicial.
Existen libros muy interesantes sobre teorías del caos. Al final siempre llegan a la misma conclusión: el caos o el azar no son sino desconocimiento de las leyes profundas que rigen los resultados de una acción. Es decir, que siempre hay algo que se nos escapa y que puede acabar dando por donde amargan los pepinos. Y puedo añadir una frase de un profe de la carrera "Mucho ojo con las consecuencias no previstas de los actos no previstos" (esto ya es rizar el rizo...).
¿Y este rollo para qué? Para deciros que, por mucho que estiro, me pongo calor, antiflamatorios, recibo masajes... Los dolores de espalda vienen y van cuando les da la gana. Y tengo que aprender a convivir con estas temporadas de molestias que pueden dar al traste con un objetivo deportivo. Tengo que aprender a convivir con la incertidumbre de no saber cuándo podré cumplir algunos sueños.
Sólo tengo una cosa clara: al final, los sueños se cumplen si lo deseas de verdad.