Edmund Hillary

Se nos ha ido otro grande. Uno de los más grandes. Y no sólo por ser el primero (Mallory no sé qué pensaría sobre esto) en pisar el Chomolugma ("Diosa Madre de la Tierra" para los Nepalíes o Everest para nosotros). Sobre todo por ser una persona sencilla, humilde, con un corazón tan grande como su sonrisa. Muchos saben lo de la ascensión al Everest; muchos menos conocen su faceta de defensa del pueblo nepalí, de los sherpas, del mantenimiento de la naturaleza en aquella zona del mundo. Defensor de los derechos de los niños, constructor de hospitales y escuelas, repoblador de desiertos entre las nieves. Marcado por la tragedia familiar (su primera mujer y su hija murieron en accidente de avión en Katmandú cuando se dedicaban a labores de desarrollo de la zona), siempre supo mantener un semblante alegre. Es una de las pocas personas a las que me hubiera gustado conocer de verdad.

D.E.P.

Ayer fue un día en blanco. Roto por la mañana, no fui a nadar. Roto por la tarde, no fui a correr. Sin remordimientos.

Hoy he nadado 2500 metros seguidos. Nado continuo, 100 largos, uno detrás de otro. Línea va, línea viene. 55 minutos me han salido, nada mal (para mí) dadas las fechas y el estado en el que me encuentro. Hubiera podido hacer otros 52 largos y completar tontamente los 3800 metros de un IM en una hora y veinte minutos. Parece mentira...

Llueve mucho. Demasiado para salir con la bici. El riesgo de caídas o de enfriamiento no compensa el esfuerzo de salir a rodar. Intentaré hacer un par de horas de rodillo para compensar.

Vuelvo a darle. Casi todos los días.

Besos en los morros para vosotras y un abrazo muy fuerte para el Neozelandés. Estés donde estés.