Verano azul
Pancho, Javi, Bea, Desi, Quique, Piraña, Tito... y Dani. Esta mañana me he convertido oficialmente en el 8º veraneante azul, una vez visto mi salida con la MTB.
Desde la hostia que me di en junio y que me mantuvo escayolado 4 semanas (hay que joderse, qué mes de julio he pasado) no he vuelto a coger la bici de montaña. Hoy, por relajarme un rato y no forzar demasiado pensando en la salida de mañana, he vuelto a cogerla. Han sido algo menos de 2 horas por la Casa de Campo, pero a un ritmo que me faltaba la cestita rosa, el timbre y la pata de cabra para dejarla de pie cuando paraba a beber agua.
El problema es que le he cogido un cierto miedo a caerme, no quiero fastidiar la temporada por otra rotura y prefiero ser muy conservador. Si a este canguelo le añadimos que he pasado por más zonas de arena que en Almeria, con la rueda delantera hundiéndose y dando por saco cada dos por tres... pues tenemos un cóctel cojonudo. Al menos me he relajado, he movido las patas (quizá más de lo que debería) y he vuelto a darle uso a las ruedas gordas. Supongo que en invierno tendré más de una y más dos salidas con tacos.
Luego me he metido un plato de macarrones al horno que me he quedado tibio :o) Por la tarde, salida de compras (sillita para el coche para llevar a Álvaro, unos zapatos para que empiece a andar y de visita a Las Rozas Village, a ver la zona nueva de outlets).
Sobre el concierto de ayer. Alucinante. Recuerdo que vi a los Hombres G con 15 ó 16 años en un concierto en el campo de futbol de El Escorial. Tocaban con Séptimo Sello (los de 'Todos los paletos fuera de Madrid', ¿os acordáis?) en un verano donde uno ya empezaba a pensar en chicas y a tener picores de cierto tipo. También fue un verano en el que empecé a correr, subiendo el Abantos en solitario a las 12 del medio día. Joder, qué tiempos aquellos.
Lo alucinante fue que en el concierto de ayer había familias enteras de abuelos, padres e hijos pegando saltos todos juntos como si los Hombres G fueran realmente de su generación. Sólo faltaba Ramón García diciendo 'A mi derecha, los Ruiz, con 7 miembros presentes, al fondo a la derecha los Martínez, com 12 miembros y 3 generaciones...'). Resultaba curioso estar entre un grupo de niñas de 12 años chillando como locas y una pareja de cuarentones haciéndose arrumacos. Queramos o no, estos tíos forman parte de la historia de este país. Las canciones no son gran cosa, la voz de David Summers sigue siendo inexistente, las letras son ñoñas donde las haya... Y ahí están los cabrones, dando guerra. Eso sí, el tiempo no pasa en balde y están bastante perjudicados: triperos, con poco pelo y aspecto de quiceañeros venidos a menos. Pero la magia de estos tipos sigue siendo la misma.
El concierto en sí no fue nada del otro mundo. Algunas canciones no las conocía y parecía que se iban a largar sin tocar las dos perlitas, pero no. En el segundo bis, empezaron con la eterna 'Venezia' y acabaron cerrando con la super-mega-pija 'Sufre mamón'. Las tres parejas que fuimos (de entre 37 y 31 años) nos lo pasamos lo bastante bien, aunque Lorena y yo tuvimos que recogernos pronto para que Álvaro fuera hoy a nadar a las 10h (por cierto, tanto ayer como hoy el tío se ha portado de la leche en el agua) y yo estuviera fresco para el finde de bicis.
Bueno, mañana salgo con algunos del club. Espero que se apiaden de mi.
Besos & Quesos y a no pasar sueño.
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