El IronMan como una forma de entender la vida

martes, julio 18, 2006

Volver

Dice el maestro Sabina en una de sus canciones que más me gustan, Peces de ciudad,

al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver

Yo no le hice caso y, un par de días después de Roth, volví a Erlangen, muy cerquita de Nuremberg. Jamás pensé que volvería, pero la vida da estas sorpresas.


Allí, en esa casa que aparece detrás del árbol, viví con mis familia durante tres meses cuando tenía 9 años, mientras mi padre se empapaba en un curso de Siemens sobre escáners de medicina.

9 años es esa edad en la que uno es feliz con muy poca cosa. Recuerdo que estudiaba por las mañanas y me pasaba el resto del día disfrutando de la vida. Haciendo coches con cajas de sacarinas y tapones de corcho. Dando enormes paseos. Pegando las narices en jugueterías que en aquella época eran islas del tesoro (España estaba por desarrollar). Jugando en los columpios de la base americana que había justo en frente de casa.

Erlangen ha pasado de ser un pueblecito a convertirse en una bonita ciudad. Una ciudad universitaria, inundada por jóvenes en bicicleta. El centro no ha cambiado, aunque ahora encuentras las mismas tiendas que en cualquier otra ciudad del mundo. Tampoco ha cambiado el barrio, excepto que la base americana, con sus tanques y sus formaciones matutinas, ha dado paso a una nueva zona de casas bajas. Se mantienen la zona de los columpios, aunque renovados después de 24 años.

Me sorprendió que encontré la casa como si hubiera vivido allí hace 3 meses. Una vez llegado al centro casi fui capaz de cerrar los ojos y alcanzar HartmanstraBe. No está cerca, pero el camino estaba marcado a fuego en mis recuerdos.

Fue un día en el que tuve tiempo para pensar aunque, como casi siempre, el esfuerzo resultó baldío.

Me estoy poniendo melancólico y lírico y no me aguanto ni yo. Creo que voy a parar el blog hasta que vuelva a entrenar. Y eso no sé cuándo volverá a ocurrir.

1 Comments:

Blogger emonje said...

Aquí te esperamos. Avisa cuando vuelvas y no dejes de leerme.

12:36 a. m.

 

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